LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1873). EL REINADO DE ISABEL II Y EL SEXENIO DEMOCRÁTICO:
1.- EL REINADO DE ISABEL II. LA OPOSICIÓN AL LIBERALISMO. CARLISMO Y GUERRA CIVIL. LA CUESTIÓN FORAL:
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El problema sucesorio: Fernando VII abre la mano hacia los liberales buscando su apoyo ante el problema sucesorio. Como el rey no tenía descendencia masculina y en España estaba en vigor desde la llegada de los Borbones la ley sálica, a Fernando le debía suceder su hermano Carlos María Isidro. Sin embargo, el rey promulgó la Pragmática Sanción que derogaba la ley sálica y nombró heredera a su hija Isabel. A partir de estos momentos los absolutistas se inclinaron hacia el príncipe Carlos, defensor acérrimo de la monarquía absolutista de derecho divino, ya que Isabel, que era menor de edad, y su madre Mª Cristina parecían personas débiles, poco adecuadas para defender los principios del absolutismo y del Antiguo Régimen.
El problema sucesorio: Fernando VII abre la mano hacia los liberales buscando su apoyo ante el problema sucesorio. Como el rey no tenía descendencia masculina y en España estaba en vigor desde la llegada de los Borbones la ley sálica, a Fernando le debía suceder su hermano Carlos María Isidro. Sin embargo, el rey promulgó la Pragmática Sanción que derogaba la ley sálica y nombró heredera a su hija Isabel. A partir de estos momentos los absolutistas se inclinaron hacia el príncipe Carlos, defensor acérrimo de la monarquía absolutista de derecho divino, ya que Isabel, que era menor de edad, y su madre Mª Cristina parecían personas débiles, poco adecuadas para defender los principios del absolutismo y del Antiguo Régimen.
Características
generales del Carlismo: El 3 de octubre de 1833 se
publicaba el testamento de Fernando VII, en el que se nombraba heredera a la
princesa Isabel bajo la regencia de María Cristina. Este hecho llevará a una
serie de sublevaciones protagonizadas por los carlistas que reconocen como rey
a Carlos Mª Isidro, hermano de Fernando VII, y que suponen el inicio de las
guerras carlistas, que no son una simple cuestión dinástica, sino el enfrentamiento entre liberalismo (isabelinos) y absolutismo (carlistas).
Ideario del Carlismo:
-
Cuestión dinástica: restauración de la
legitimidad dinástica al no aceptar el valor jurídico de la Pragmática Sanción
y reconocer a Carlos, como sucesor legítimo de Fernando VII
-
Mantenimiento de las tradiciones
del Antiguo Régimen: defensa del absolutismo monárquico (frente a la
monarquía limitada liberal), defensa a ultranza del catolicismo (frente a la
tendencia laicista del liberalismo), defensa de los fueros tradicionales
(frente a la centralización política liberal) e idealización del medio rural y
rechazo de la sociedad urbana e industrial.
Apoyos sociales:
-
Campesinado, sobre todo del norte, al empeorar sus
condiciones de vida como consecuencia de las primeras reformas liberales.
-
Artesanado urbano: su apoyo al carlismo se basaba en el
rechazo a la incipiente industrialización.
-
Clero y baja nobleza: pretendían mantener la situación
privilegiada de la sociedad estamental.
Ámbito
geográfico: existía un foco principal en el
País Vasco y Navarra y núcleos en Aragón, el interior de Cataluña y el
Maestrazgo (interior de Castellón).
1ª Fase (1833 – 1835): En principio la iniciativa
correspondió a los carlistas que proclamaron rey a Carlos Mª Isidro como Carlos
V, controlaron el País Vasco, Navarra y comenzaron a extenderse por Aragón,
Cataluña y Valencia. Su figura principal será Zumalacárregui, que organizará el
ejército carlista y morirá en el sitio de Bilbao. Por parte isabelina, el
personaje más importante es el general Espartero.
2ª Fase (1835 – 1837): se producirán varias expediciones carlistas
de entre las que destacan:
- La expedición carlista del general Gómez,
recorrió todo el país sin encontrar apenas resistencia, reclutó voluntarios y
regresó a su base.
- La expedición real a Madrid, alcanzó la
capital con gran parafernalia. En Arganda se celebró una corrida de toros para
festejar el triunfo. Algunas unidades se acercaron hasta Vallecas. Sin embargo
la regente Mª Cristina dispuso las milicias nacionales en los barrios
periféricos y ante la llegada de las tropas de Espartero, Carlos ordenó la retirada.
3ª Fase (1837-1839): se produjeron victorias isabelinas y
repliegue y agotamiento del carlismo. Además, dentro del carlismo se producen
divisiones internas entre los partidarios del pacto y los apostólicos o ultras,
que pretendían mantener las hostilidades. En 1839 se iniciaron las
conversaciones entre el general liberal Espartero y el general carlista Maroto
(antiguos compañeros de las guerras de independencia americanas). Después de 7
años de guerra, el cansancio y falta de dinero hizo que se empezara a negociar
a espaldas de don Carlos. De esta forma el 30 de agosto de 1839 se firmó el Convenio de Vergara (el llamado
“abrazo de Vergara"), fin de la
Primera Guerra Carlista.
D. Carlos pasó a Francia el 14 de septiembre de 1839. Cabrera, "El tigre
del Maestrazgo”, no se rendiría hasta el 7 de julio de 1840.
Después de este primer enfrentamiento, se
produjeron aún dos guerras más, que no tendrán la importancia de la primera.
Primera Guerra Carlista. |
La
segunda guerra carlista (1846 – 1849): La segunda guerra carlista,
entre 1846 y 1849, tuvo como principal escenario el campo catalán (los matiners o madrugadores), aunque hubo
algunos episodios en otras zonas. El pretendiente era Carlos VI, duque de
Montemolín, hijo de Carlos Mª Isidro. Derrotados los matiners, tienen lugar nuevas intentonas carlistas en 1855 y 1860.
La
tercera guerra carlista (1872 – 1876): La tercera comienza en 1872,
durante el reinado de Amadeo I de Saboya. Los carlistas estaban divididos entre
los partidarios de una vía electoral (Nocedal) y los defensores de la vía
militar (Carlos VII). En principio se impone la vía electoral (dados los buenos
resultados) pero cuando ésta vía se debilita, se vuelve al enfrentamiento
armado (1872-1876): desde Ginebra, el 14 de abril de 1872, Carlos VII lanzó una
proclama y se produjo una insurrección en Cataluña. El ejército liberal, al
mando de Serrano, presentó batalla antes de lo esperado y derrotó en Oroquieta
a los carlistas. Don Carlos se vio
obligado a escapar y con dificultades llegó a Francia (estuvo a punto de ser
hecho prisionero). Serrano ofreció a los carlistas que habían quedado en Vizcaya
unas condiciones muy favorables en el convenio de Amorebieta (Vizcaya) firmado
el 24 de mayo de 1872. Los levantamientos carlistas se reproducirían con éxito
durante la Iª República; pero serían definitivamente derrotados en el periodo de la Restauración (reinando Alfonso XII)
Consecuencias
de las guerras carlistas:
-
Inclinación de la monarquía hacia el liberalismo: a pesar de
sus convicciones, la regente y después la reina hubieron de buscar el apoyo de
los liberales ya que los absolutistas apoyaban al pretendiente carlista.
-
Se
acentúa el protagonismo político de los militares, que comenzó en época de
Fernando VII. Ante la amenaza carlista, los militares fueron la pieza clave
para la defensa del régimen liberal. Los generales (llamados “espadones”),
conscientes de su protagonismo, se pusieron al frente de los partidos y se
erigieron en árbitros de la vida política. El recurso abusivo a la práctica del
pronunciamiento se convirtió en la fórmula habitual de instaurar cambios de
gobierno o de reorientar la política durante todo el reinado.
2.- ISABEL II (1833-1843). LAS REGENCIAS:
La regencia de María Cristina (1833 –
1840). Ante la
minoría de edad de Isabel, María
Cristina de Borbón asumió la Regencia
a la muerte de su marido Fernando VII en 1833. Su mandato estuvo
condicionado por el estallido de la primera guerra carlista. Pese a que la
Regente no se identificaba con el ideario liberal, éstos se configuraron como
la única fuerza capaz de mantenerla en el trono. Del mismo modo los liberales
no creían en demasía en la regente, pero vieron como una buena oportunidad la situación
que se abría ante ellos, para iniciar las reformas que anhelaban.
Desaparecido Fernando VII los liberales se dividieron en dos
facciones: moderados y progresistas. La división entre los
liberales marcaría el reinado de Isabel II. Las diferencias más significativas
entre ellos eran:
En suma, los moderados serán partidarios de un régimen de reformas
limitadas y los progresistas querrán desmantelar completamente el Antiguo Régimen.
La Regente se apoyará exclusivamente en los moderados, lo cual
será fuente de inestabilidad política, porque los progresistas no verán
posibilidad de poner en práctica sus políticas de una manera pacífica.
Así, María Cristina llamó a Martínez
de la Rosa, un liberal moderado,
a formar un gobierno que hiciera frente a la insurrección carlista. Martínez de
la Rosa emprendió una serie de reformas muy moderadas. Entre las que destacó la
promulgación del Estatuto Real en 1834. Se trataba de una Carta Otorgada
(ley fundamental de un Estado concedida por el rey. Por tanto se contrapone a
una Constitución que tiene su origen en la soberanía nacional), de carácter muy
conservador. De este documento cabe destacar:
- Existencia de unas cortes
bicamerales: una cámara de procuradores (elegida por sufragio censitario muy restringido. Solo los varones de más de
treinta años que poseyeran una renta superior a doce mil reales anuales tenían
derecho de voto) y otra de próceres (constituida por los Grandes de España y
otros designados de forma vitalicia por el monarca).
- Estas Cámaras tenían funciones muy limitadas. El monarca
mantenía importantes poderes: podía convocar y suspender Cortes cuando quisiera
y cualquier ley, además de la aprobación de las Cámaras necesitaba el
consentimiento del rey (derecho de veto).
Después de la sucesión de varios gobiernos
moderados, los progresistas se movilizaron con apoyo de los militares que
protagonizaron el motín de la Granja de
San Ildefonso (Agosto de 1836). María Cristina, nombró entonces, jefe de gobierno
al progresista José María Calatrava, que restauró la Constitución de 1812 mientras se
elaboraba otra nueva. Entre las medidas del nuevo gobierno cabe destacar:
- La desamortización eclesiástica promovida por Mendizábal (ministro de
Hacienda): el Estado se incautó de los bienes inmuebles pertenecientes al clero
regular (órdenes religiosas) para posteriormente venderlos en pública subasta.
Buscaba conseguir recursos económicos para costear la guerra carlista y a su
vez, aumentar el número de propietarios que apoyasen el estado liberal frente a
los carlistas.
-
Se suprimieron el sistema señorial, los
mayorazgos y el diezmo.
- Se promulgó la Constitución de 1837: supuso un
compromiso entre moderados y progresistas. De su contenido destaca:
.
Soberanía nacional
. División de poderes: el legislativo
recae en un Parlamento bicameral: un Congreso (elegido mediante sufragio
censitario de varones con un nivel mínimo de renta) y un Senado (designado por
el rey entre una terna de aspirantes, elegidos por los votantes). El ejecutivo,
recae en el rey, que no lo ejerce directamente, sino que lo delega en el
presidente del Consejo de Ministros, que el mismo nombra. Además el propio rey
tiene amplias facultades: capacidad legislativa, derecho a convocar y disolver
el Parlamento y a vetar las leyes aprobadas.
. Derechos individuales: libertad de
expresión e imprenta, derecho de propiedad e igualdad jurídica.
Una vez proclamada la Constitución de 1837
los moderados regresaron al poder y gobernaron hasta 1840.
La
Regencia de Espartero (1840 – 1843): En 1840 cuando los moderados
presentaron para su aprobación una Ley de ayuntamientos (por la que los
alcaldes pasarían a ser nombrados por la Corona) se produjeron altercados
progresistas en Madrid y Barcelona. María Cristina cedió entonces la regencia
al líder de los progresistas, el general Baldomero Espartero y se exilió fuera
del país.
Durante su corta regencia, se aceleró la desamortización de los bienes eclesiásticos y se recortaron los
fueros vasco-navarros. De todas formas, su política personalista (llegó a
disolver el parlamento) y la firma de un acuerdo librecambista con Inglaterra
(que perjudicaba a la industria textil catalana) aceleraron su caída.
Estallaron revueltas en Barcelona que fueron duramente reprimidas. El bombardeo
de la ciudad llevó a que Espartero perdiera toda su popularidad, incluso entre
los propios progresistas.
Finalmente, una sublevación
militar organizada por los moderados, a la que se unieron algunos progresistas,
precipitó el fin de la Regencia de Espartero. Moderados y progresistas se pusieron
de acuerdo en adelantar la mayoría
de edad de Isabel II (tenía 13 años) que fue nombrada
reina. La soberana se rodeó de
una camarilla compuesta por militares y políticos moderados que le aconsejaron
renunciar a los progresistas y por ello nombró a Narváez (líder moderado)
presidente del Consejo de Ministros.
3.- ISABEL II (1843-1868). EL REINADO EFECTIVO:
El reinado de Isabel II puede dividirse en tres períodos:
- La
Década moderada (1844-1854)
-
El Bienio progresista (1854-1856)
-
Los últimos años del reinado (1856-1868)
Los 25 años de reinado efectivo de Isabel II (1843 – 1868) estuvieron marcados por la alternancia en el poder de los partidos liberales
burgueses, llamados dinásticos. Eran agrupaciones de notables encabezadas por
militares. Destacan sobre todo el partido Moderado (liderado por Narváez) y el
Progresista (liderado por Espartero), aunque a lo largo del siglo también surgieron otros partidos
(Unión Liberal, Partido Demócrata) Estas son sus diferencias:
Debido a las preferencias de Isabel II por
los moderados hubo predominio de gobiernos moderados durante todo el reinado,
por lo que los progresistas sólo pudieron acceder al poder mediante
pronunciamientos.
La década
moderada (1844 – 1854): Desde el nombramiento de Narváez
como presidente, los moderados gobernaron ininterrumpidamente desde 1844
hasta 1854. Procedieron a la
institucionalización del nuevo Estado liberal, con un carácter conservador y
centralista. En esta tarea fue vital la promulgación de una nueva Constitución (1845) de carácter muy moderado:
-
La
soberanía es compartida entre la Corona y las Cortes (y no ya nacional).
-
El poder legislativo recae en un Parlamento bicameral
compuesto por un Congreso (elegido mediante un sufragio muy restringido) y un
Senado (de carácter vitalicio y entera designación real).
-
El poder ejecutivo lo ostenta el rey que tiene amplias
prerrogativas como la potestad para convocar y disolver el Parlamento o el
derecho a vetar leyes.
-
Se reconocían los derechos individuales, pero la Constitución
permitía regular la limitación de su ejercicio mediante leyes ordinarias posteriores.
-
Se
reconoce la confesionalidad católica del Estado.
Las medidas
más destacadas llevadas a cabo durante este periodo fueron:
-
La firma de un Concordato
con la Santa Sede (1851) tras la ruptura provocada por las
desamortizaciones. En el Concordato se establecen la confesionalidad del estado
y el compromiso de mantenimiento del clero católico
-
Reorganización de la administración
estatal y municipal, desde una perspectiva
centralista y uniformadora: se refuerza el poder de los gobernadores
provinciales, nombrados por la Corona, que además designaba a los alcaldes de
las capitales de provincia y las ciudades más importantes, que dependían a su
vez de los jefes de cada provincia.
-
Se reforma la Hacienda,
centralizando los impuestos en manos del Estado y simplificando el sistema tributario.
-
Se
elabora un Código Penal que unifica
las legislaciones anteriores.
-
Se crea
la Guardia Civil (1844) para el
mantenimiento del orden público en el medio
rural
Con los años el modelo político moderado dio síntomas de
agotamiento. El autoritarismo del presidente del gobierno desde 1851, Bravo
Murillo, la mala situación económica y
los escándalos de corrupción de personalidades próximas a la reina,
fueron creando el clima que llevaría al levantamiento de 1854.
El Bienio Progresista(1854–1856):En 1854,se origina un pronunciamiento militar
en Vicálvaro, liderado por los generales O´Donell y Dulce,que
presentan el Manifiesto de Manzanares (elaborado por Cánovas del
Castillo).Sus promesas de reforma política les proporciona el apoyo de los progresistas
y moderados descontentos con la monarquía.La reina llamó entonces a Espartero,que
formó gobierno con O´Donell como ministro de Guerra.Durante el Bienio
Progresista se llevaron a cabo reformas como:
-
La desamortización de
los bienes de los ayuntamientos llevada a cabo por el ministro Madoz
(desamortización de Madoz)
-
El impulso a la construcción del ferrocarril dando ventajas y garantías a la inversión de capitales extranjeros.
-
La
regulación del sistema bancario reforzando el control del Banco de España.
-
La
elaboración de una Constitución que no tuvo tiempo de ser aprobada.
En 1856 la
situación era muy difícil para el gobierno de Espartero debido a:
-
La alta conflictividad social por el alza de precios y las
movilizaciones del naciente movimiento obrero.
-
El gobierno se vio acosado por el Partido Demócrata, que
pedía la instauración del sufragio universal.
-
Diferencias
internas en el gobierno, entre el progresismo de Espartero y el más moderado
O´Donell que había fundado la Unión Liberal, que ideológicamente se situaba en
el centro de los dos partidos
tradicionales (progresistas y moderados),y que atrajo a muchos miembros del
Partido Moderado.
Los últimos años
del reinado (1856 – 1868): Finalmente en 1856 la reina prescindió de
Espartero. El Bienio puede entonces darse por terminado. Desde 1856
hasta 1858 las dos figuras fuertes del gobierno fueron O Donell y Narváez que revisaron en sentido conservador las medidas
llevadas a cabo en los años previos.
El gobierno largo de O´Donell (1858 – 1863) se caracterizó por:
-
El impulso de una política
de prestigio internacional con intervenciones militares en Marruecos,
América del sur y Asia (expedición a la Conchinchina en alianza con Francia)
-
El autoritarismo creciente
del gobierno en el interior, actuando al margen de los grupos políticos y de las Cortes y ejerciendo una dura represión de cualquier tipo de protesta
-
La creciente oposición
de los progresistas y la aparición de nuevos grupos políticos como los
demócratas (que reclamaban el sufragio universal) o los republicanos, que
reclamaban el fin de la monarquía.
A partir de 1863 asistimos a la crisis final del reinado (1863 –
1868) motivada por:
-
Una
crisis política: el descrédito de la Corona (escándalos asociados a la Corte),
el desgaste de moderados y unionistas y la marginación de otros grupos
(progresistas, demócratas…)
-
Una crisis económica: financiera (caída de la bolsa por la
quiebra de varias compañías ferroviarias), industrial y agraria (alza del
precio de los alimentos).
-
Una crisis social: incremento de las protestas urbanas por la
mala coyuntura económica y la influencia del movimiento obrero y del partido demócrata.
Finalmente un pacto (Pacto de Ostende 1866) entre
Progresistas (liderados por Prim), demócratas y unionistas, desemboca en un alzamiento militar que destronará a Isabel II (La gloriosa de 1868).
4.- EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874). INTENTOS DEMOCRATIZADORES. LA REVOLUCIÓN, EL REINADO DE AMADEO I Y LA PRIMERA REPÚBLICA:
Crisis
final del reinado de Isabel II y la Revolución de 1868: La
caída del régimen de Isabel II estuvo motivada por una triple crisis
-
Una
crisis política: el descrédito de la Corona (escándalos asociados a la Corte),
el desgaste de moderados y unionistas y la marginación de otros grupos
(progresistas, demócratas…)
-
Una crisis económica: financiera (caída de la bolsa por la
quiebra de varias compañías ferroviarias), industrial (por la falta de demanda
interna y caída en la llegada de algodón) y agraria (alza del precio de los alimentos).
-
Una crisis social: incremento de las protestas urbanas por la
mala coyuntura económica y la influencia del movimiento obrero y del partido demócrata.
En este contexto, el 18 de
septiembre de 1868 estalla la revolución
dirigida por los generales Prim (progresista) y Serrano (unionista),
fraguada en el Pacto de Ostende de 1866 (unionistas,
progresistas y demócratas). Comenzó con la sublevación de la Armada en Cádiz
dirigida por el almirante Topete, y rápidamente se extiende a todo el
territorio. La victoria de los revolucionarios sobre las tropas leales a Isabel
en la batalla de Alcolea y el triunfo de la revolución en Madrid supone la
salida al exilio de la reina.
La Regencia del general Serrano y la Constitución de 1869
(1869 – 1870): En octubre se constituía
un gobierno provisional presidido
por Serrano y compuesto por progresistas
y unionistas que se fijaba como objetivo la convocatoria de una Cortes
constituyentes sobre las que levantar un nuevo régimen. Para la elección de
esas cortes se estableció el sufragio universal masculino y se celebraron
elecciones que ganaron los miembros de la coalición monárquico-democrática,
formada por progresistas, demócratas y unionistas. Estas Cortes promulgarán el
6 de Junio de 1869 una nueva
Constitución), que reunía las siguientes características:
- Se adopta como forma de Estado, una monarquía democrática.
- Soberanía: reside en la Nación
-
División de poderes: el legislativo, recae en las Cortes que
además de sus funciones tradicionales, controlaban al gobierno. El sistema era bicameral, con un Congreso
de los Diputados, elegido por sufragio universal directo masculino
para mayores de 25 años, y un Senado que se elegía por sufragio indirecto, con
restricciones para ser candidato. El ejecutivo, recae en el Rey y en los
ministros que son nombrados por el rey, pero son miembros de las Cortes y están
controlados por estas. El judicial: se establece la independencia de los tribunales y los juicios
por jurado.
-
Derechos individuales: son la base de la Constitución. Se
recogía la libertad de opinión e imprenta, la propiedad privada, la seguridad personal,
el sufragio universal, la libertad de cultos, la inviolabilidad del domicilio y la correspondencia y los derechos
de reunión y asociación.
- Aconfesionalidad del Estado: se reconoció la
libertad de culto.
- Otros aspectos: se regulaba también la elección
democrática de ayuntamientos, diputaciones... Tras la promulgación de la Constitución y hasta encontrar
un candidato a la Corona, se produjo la
Regencia de
Serrano (Junio 1869/Diciembre 1870), con Prim como jefe de gobierno. El proceso de búsqueda de un rey para el trono de
España fue complejo y se barajaron varios candidatos (Espartero, Leopoldo de
Hohenzollern, el duque de Montpensier) hasta la elección final de Amadeo de
Saboya que en enero de 1871 era proclamado rey de España.
El reinado de
Amadeo de Saboya (1871- 1873): Desde el principio, el nuevo rey, contó con pocas bases sociales
y su principal apoyo, Juan Prim, era asesinado en diciembre de 1870. Su breve
mandato estuvo marcado por la debilidad, los múltiples problemas (políticos,
guerras, crisis social) y la configuración de un frente amplio de opositores. Su reinado fracasó por:
- Falta de apoyos políticos:
los progresistas se dividieron a la muerte de Prim, en un sector más moderado
(constitucionalistas, de Sagasta) y otro más exaltado (radicales de Ruiz
Zorrilla).
- La oposición de alfonsinos, carlistas y republicanos.
-
Enfrentamientos
armados: a la guerra de independencia de Cuba (1868 – 1878), hay que sumar el
rebrote del Carlismo (tercera guerra carlista 1872 – 1876) que se hizo fuerte
en País Vasco, Cataluña y Valencia.
-
Frialdad de las clases dirigentes y populares que lo acusaban
de ser un rey extranjero. Además la Iglesia mostró su hostilidad por el
acatamiento que el monarca hizo de una Constitución, que reconocía la libertad
de cultos y la aconfesionalidad del Estado.
-
El
movimiento obrero: alcanzó gran vitalidad gracias a la libertad de asociación.
Ante la situación de rechazo generalizada,
Amadeo de Saboya dimitía el 10 de febrero de 1873, y el día 11, el Congreso
y el Senado, reunidos en Asamblea Nacional, proclamaban la I República.
La Primera
República (1873 –
1874): La república sobrevino ante el vacío
de poder, gracias al voto afirmativo de los republicanos y los radicales. Fue
un periodo de inestabilidad y conflictividad (guerra de Cuba, carlismo, cantonalismo…). El primer gobierno recayó en manos de Estanislao Figueras que convocó elecciones a Cortes Constituyentes, en las que
vencieron los republicanos federales. De este modo accedió al poder Pi y Margall, con el objetivo de construir una república federal (con amplio
autogobierno para los territorios que la integraran) amparada en una nueva
legislación y ordenación del territorio. Este proyecto acabó chocando con las
pretensiones de los federales intransigentes que optaban por construir una república
federal de abajo arriba a partir de cantones o pequeños estados casi soberanos.
Para construir este proyecto lanzaron un movimiento insurreccional (revolución cantonal 1873 - 74) que arraigó en el levante y sur peninsular y que marcará el
devenir de la república. Pi y Maragall acabó dimitiendo y Salmerón tuvo que hacer frente al cantonalismo alentado también por
anarquistas, que incorporaron al movimiento reivindicaciones sociales. Tras la
renuncia de Salmerón (se negó a firmar varias sentencias de muerte), sería con
el gobierno de Castelar
con el que se acabaría de controlar la
insurrección cantonal después de que el presidente reforzara al ejército y
suspendiera las Cortes. El giro conservador y autoritario que dio Salmerón le
costó el gobierno y mientras se elegía un sucesor, el general Pavía dio un golpe entrando
en las Cortes y las disolviéndolas (enero de 1874). Aunque se mantuvo nominalmente la República se nombró un gobierno militar autoritario
presidido por Serrano que se
mantendría en el poder hasta diciembre de 1874, en que un
nuevo golpe
militar (esta vez de Martínez Campos) acabaría con la restauración de los Borbones en la persona de
Alfonso XII.
AUTOR: Marcos Munguía.
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