viernes, 19 de febrero de 2016

Línea del tiempo.

TEMA 12.

  • 1868-1878>> Guerra de los 10 años en Cuba.
  • Enero 1874-Diciembre 1874>> Gobierno de Serrano. 
  • 1875-1885>> Reinado de Alfonso XII (Hijo de Isabel II). 
  • 1875-1931>> Restauración.   
  • 1876>> Supresión de los fueros vascos.   
  • 1876-1881>> Gobierno Conservador. 
  • 1876>> Fin de la Guerra Carlista. 
  • 1878>> Fin de la Guerra de Cuba. 
  • 1881>> Federación de los Trabajadores de la Región Española. 
  • 1881-1883>> Gobierno Liberal. 
  • 1884-1885>> Gobierno Conservador.
  • 1885>> Muerte de Alfonso XII.
  • 1885-1902>> Regencia de Mª Cristina de Habsburgo (Alfonso XIII).
  • 1885>> Pacto del Pardo.
  • 1885-1890>> "Gobierno Largo" de Sagasta.
    • 1887 >> Ley de Asociaciones.
    • 1889 >> Ley del Jurado.
    • 1889>>  Nuevo Código Civil y de Mercado.
    • 1890>> Ley de Sufragio Universal.
  • 1890-1892>> La vuelta de los Conservadores.
  • 1892>> Creación de Unió Catalanista.
  • 1892-1895>> Gobierno Liberal.
  • 1895>> Fundación Partido Nacionalista Vasco (PNV).
  • 1895-1898>> Guerra de Cuba con Estados Unidos.
  • 1895-1897>> Gobierno Conservador.
  • 1897>> Asesinato de Cánovas.
  • 1897-1899>> Gobierno Liberal.
  • 1898>> Crisis del 98.

TEMA 12.

LA CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO LIBERAL. LA RESTAURACIÓN.

1. EL REINADO DE ALFONSO XII: EL SISTEMA CANOVISTA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1876:

- - - - - - - - - - - - - - - - - -
En 1874, en plena crisis de la I República, el general Pavía entró en las Cortes y las divolvió (enero de 1874). Aunque se mantuvo nomialmente la República, se nombró un gobierno militar autoritario presidido por Serrano que se mantendría en el poder hasta diciembre de 1874. De forma simultánea, Antonio Cánovas del Castillo (político conservador) conseguía el apoyo de las élites, la clase media y el ejército hacia su propuesta de restauración de la monarquía borbónica,  en la persona de Alfonso (hijo de Isabel II). De hecho el 1 de diciembre de 1874, el futuro Alfonso XII, firmaba el Manifiesto deSandhurst (escrito por Cánovas del Castillo), en el que se hacía una declaración de intenciones sobre el régimen que se pretendía restaurar: se asentaba en la monarquía como base del sistema, un ejército subordinado al papel civil y un nuevo sistema de partidos, que creasen un muro de contención frente a los radicalismos republicano y carlista. Pero los militares se adelantaron una vez más y el desencadenante de la Restauración fue un nuevo pronunciamiento militar, liderado por Martínez Campos. De esta manera, en enero de 1875 se iniciaba el reinado de Alfonso XII.

LAS BASES DE LA RESTAURACIÓN:


La monarquía: era la médula espinal del estado español. Regulaba los tres poderes del estado como moderadora y directora de la vida política.
LaConstitución de 1876: era de carácter moderado e inspirada en lo esencial en la de 1845.
-          La soberanía era compartida: rey – cortes.
-          Aumentaron las prerrogativas del monarca, según la tradición moderada: mantenía el poder ejecutivo, nombraba y separaba ministros, convocaba y disolvía las Cortes, sancionaba y promulgaba leyes…
-          En cambio se limitó el poder las Cortes que eran bicamerales: Senado elegido por el rey (magnates de la nobleza, clero…) y Congreso electivo (aunque el derecho de sufragio se dejaba pendiente para posteriores leyes orgánicas, al no precisar el sistema de votación)
-          En el aspecto religioso, se mantuvo la confesionalidad católica del estado (mantenimiento de su culto), pero se introducía la libertad religiosa, aunque limitada a las manifestaciones privadas.
El sistema de partidos: Cánovas, admirador del modelo inglés de alternancia pacífica de partidos, no previó el número de partidos, pero acabó imponiéndose un sistema bipartidista, similar al británico: partido conservador y liberal. Ambos, tenían una considerable indefinición ideológica. En términos generales:
-          Partido Conservador: liderado por Cánovas. Eran defensores del orden social y público, de la propiedad y de los valores establecidos por la Iglesia. Sus bases sociales eran la Burguesía financiera y latifundista, la aristocracia y la jerarquía católica.

-          

Partido Liberal: liderado por Sagasta. Están más cerca del progresismo, abogando por reformas sociales, educación y un cierto laicismo. Sus bases sociales son la Burguesía industrial y comercial, profesiones liberales y funcionarios, más clases medias.
-          Al margen del sistema: estaban los movimientos de base obrerista (anarquistas y socialistas).
El turnismo y la práctica del fraude electoral: Se instauró un acuerdo tácito de que los dos  partidos que apoyaban la monarquía de Alfonso XII se turnaran en el poder, mediante la manipulación del proceso electoral, que permite hablar de la existencia de una democracia formal o un sistema liberal sin democracia.
El sistema de turno seguía estos pasos:
-          Cuando se advertía cierto desgaste en el gobierno, el rey llamaba a gobernar al que se encontraba en la oposición entregándole el decreto de suspensión de las Cortes.
-          El partido del gobierno convocaba nuevas elecciones, que se manipulaban para que obtuviese un parlamento que respaldase su acción de gobierno.
Los dos partidos del turno tenían su propia red organizada, para asegurarse los resultados electorales que les permitieran gobernar sin problemas:
-          Desde Madrid la minoría política dirigente (ministros, senadores, diputados) Transmitían las instrucciones a los gobernadores civiles de cada provincia.
-          Los gobernadores civiles elaboraban la lista de los candidatos que habían de salir elegidos en cada localidad (encasillados) y daban, para ello, las instrucciones necesarias a los caciques locales.
-          Los caciques locales (personalidades de la localidad o comarca con poder e influencias, bien por su riqueza económica, bien por su prestigio o sus contactos) podían controlar a mucha gente que dependía de ellos (para conseguir un trabajo, para obtener una licencia, para una recomendación o para no despertar su enemistad) y encaminar los resultados electorales según le conviniera. Si esto no funcionaba se aplicaban otros procedimientos de lo más variopinto como el pucherazo (retirada de las urnas por la policía antes del recuento, cambio de urnas, añadido de votos falsos…).

LA SUCESIÓN DE LOS GOBIERNOS:


El dominio del partido conservador (1876 – 1881) (1884 – 85): se pusieron en marcha medidas de signo conservador (ley electoral restrictiva, control de la libertad de expresión y cátedra, aplicación del Concordato…). También se puso fin a la guerra carlista (1876) suprimiéndose los fueros vascos  y navarros y se puso fin a la guerra de Cuba, con victoria española en 1878 (concediéndole cierta autonomía a la isla)
El gobierno liberal (1881 – 83): aprobó la libertad de imprenta, amplió el derecho de sufragio y modernizó el ejército y la marina.

2. LA REGENCIA DE MARÍA CRISTINA DE HABSBURGO Y EL TURNO DE PARTIDOS. LA OPOSICIÓN AL SISTEMA. REGIONALISMO Y NACIONALISMO

La Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885 – 1902) y el turno de partidos: 
La prematura muerte de Alfonso XII en 1885 abrió el período de la Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902) hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII. El sistema aún no estaba consolidado y por ello tras la muerte del rey, Cánovas y Sagasta reafirmaron, en el denominado Pacto del Pardo (1885), el funcionamiento del sistema de turno.
En el denominado "gobierno largo" de Sagasta (1885-1890) se aprobaron diversas medidas de reforma política:
-          La ley de asociaciones de 1887: legalizó los sindicatos y partidos obreros (así nació la UGT y el PSOE) y reguló la presencia pública de las órdenes religiosas
-          La ley del jurado de 1889: suprimió la censura previa e impidió que la jurisdicción militar actuara en delitos de difamación o calumnia.
-          El nuevo código civil de 1889 y de comercio: mejoró el funcionamiento del estado liberal y colocó una última pieza en el asentamiento del orden social burgués.
-          La ley de sufragio universal de 1890: permitió integrar en el sistema a los republicanos posibilistas de Castelar, aunque el funcionamiento del fraude electoral dejó vacía de contenido esta ley.
La vuelta de los conservadores (1890 -92): trajo consigo la adopción de medidas proteccionistas (Ley de Aranceles) para proteger la industria nacional.
Gobierno liberal (1892 – 95): lo más destacado fue el proyecto de reforma de la administración de Cuba, que acabó fracasando, lo que acabó desencadenando la guerra de Cuba (1895). Los conservadores volvieron al poder en 1895, hasta que el asesinato de Cánovas (1897) abrió el paso a un nuevo gobierno liberal (1897 – 99), que tuvo que gestionar la guerra de cubana que terminó con la independencia de la isla y Puerto Rico (además de Filipinas).

La oposición al sistema:

El régimen de la Restauración, basado en la alternancia de los dos grandes partidos, marginó a amplios sectores políticos y sociales carlismo, republicanismo, movimiento obrero y nacionalismo).
Carlismo: la derrota de Carlos VII en 1876 cerró la etapa de confrontación armada con el poder, abriéndose la vía política. De todas formas, el movimiento estaba dividido, convirtiéndose en un movimiento marginal, salvo en Navarra y País Vasco.
Republicanismo: con su proyecto basado en el sufragio universal, el laicismo y la fe en el progreso, (apoyado en la educación y la ciencia), mantuvo su influencia entre sectores industriales de la clase media y los obreros. Sin embargo, políticamente se dividió en varias tendencias (posibilistas, centralistas, federales).
Movimiento obrero: en España, estaba dividido en dos tendencias:

-   Marxistas: representados en el PSOE, fundado en 1879. Nació como un partido, obrero y revolucionario. Ya en el SXX evolucionó hacia posturas socialdemócratas reformistas.
-   Anarquistas: propugnaban la igualdad social y la abolición del Estado y de cualquier tipo de autoridad, sustituida por asociaciones libres de trabajadores. Aparecían agrupados en la Federación de Trabajadores de la Región Española (1881).
El movimiento obrero sufrió una fase de decadencia al principio de la Restauración, del que se recuperó gracias a la legalización de las organizaciones obreras (Ley de Asociaciones 1887). De todas formas durante este periodo no hubo ningún representante de la clase obrera en las Cortes a causa del falseamiento electoral, el abstencionismo político de los anarquistas y el radicalismo del PSOE, que rechazó alianzas electorales con los republicanos a los que consideraba reformistas burgueses.
Regionalismo y nacionalismo: Los movimientos nacionalistas periféricos, sobre todo en Cataluña y País Vasco, surgieron como respuesta al proceso de centralización política y de uniformidad cultural impulsado por la Restauración. En un principio estos nacionalismos se apoyaron en las  clases medias y populares, pero posteriormente las burguesías dirigentes de estos territorios lo utilizaron como instrumento político para obtener ventajas económicas:
-   El catalanismo: desde el principio fue un movimiento autonomista y democrático. Sus ideólogos fueron Valentín Almirall y Enrique Prat de la Riba, fundadores de la Unió Catalanista (1892), cuyo programa político plasmado en Las Bases de Manresa, proponía  una Cataluña liberal y moderada con Parlamento propio y el catalán como lengua oficial.
-   El nacionalismo vasco: surgió en la defensa de una etnia vasca, en peligro, según Sabino Arana, fundador del Partido Nacionalista Vasco en 1895. Dicho peligro provenía de la supresión de los fueros (1876) y la llegada masiva de inmigrantes, debido a la industrialización vasca. El PNV, en su origen tenía una ideología antiliberal, de base racista y ultracatólica, que proponía una Euskadi independiente, católica y tradicional (agraria), bajo el lema Dios y Leyes viejas.
Mucho más débiles fueron los regionalismos andaluz, gallego y valenciano.


3. GUERRA COLONIAL Y CRISIS DE 1898: 

La guerra de los Diez Años en Cuba (1868 – 1878):
 Supuso el primer conato de independencia de la isla, que coincidió temporalmente con el Sexenio Democrático, la Monarquía de Amadeo de Saboya y no se finalizó hasta los primeros tiempos de la Restauración. En principio los pequeños y medianos propietarios de tierras y la clase media en general, solo aspiraban a una mayor autonomía que les permitiera adoptar decisiones acordes a sus intereses. Pero la insensibilidad española ante sus peticiones empujó a este sector hacia el independentismo. Ante esta situación, la salida fue la guerra que se prolongaría ante la ausencia de una salida negociada por parte de España, y el apoyo de EEUU a los independentistas (ya que sus inversiones en el sector azucarero cubano le hacían aspirar al control directo de la isla, sin el estorbo de España). Finalmente la ofensiva española con el liderazgo de Martínez Campos, puso fin al conflicto. Por la Paz de El Zanjón (1878) se concedió cierta autonomía a la isla.
De la guerra de Cuba a la guerra con EEUU (1895 – 1898):
La crisis del 98:
Los políticos españoles no eran proclives a aumentar la autonomía de Cuba, lo que hizo que los cubanos radicalizasen sus planteamientos y avanzasen en la idea de una ruptura de España. En 1895 estalló la revuelta bajo la dirección de José Martí (dirigente e ideólogo del Partido Revolucionario Cubano), y los generales Maceo y Gómez. La contienda por parte de los españoles fue dirigida por Martínez Campos, sustituido luego por el generla Weyler, partidario de la línea  dura (victoria militar sin negociaciones). Pero la clave de la guerra fue la intervención de EEUU, con el pretexto defender los intereses económicos norteamericanos en el negocio azucarero de la isla. EEUU, habían intentado previamente, sin éxito, comprar la isla España. Fue el estallido en el puerto de La Habana, del acorazado Maine (en extrañas circunstancias) lo que le dio el pretexto para  entrar en guerra contra España. La flota española era aniquilada en Santiago de Cuba mientras tropas estadounidenses invadían Cuba y Puerto Rico.
Las Filipinas: sobre todo desde el SXIX, con la perdida de las colonias americanas, España había puesto renovadas esperanzas en las Filipinas, donde la explotación de tabaco y azúcar era importante económicamente. Cuando los norteamericanos declararon la guerra a España en Cuba (1898), también se presentaron a los filipinos como sus libertadores y la flota española acabó sucumbiendo como lo había hecho en el Caribe.
El Tratado de París y la liquidación de las últimas colonias: en dicho tratado, EEUU impuso a España sus condiciones:
-          España perdía Cuba, que fue ocupada de modo provisional por EEUU.
-          Cedía a EEUU, Puerto Rico, Guam y las Filipinas.

España solo conservaba Marianas, Carolinas y Palaos, que fueron vendidas poco después a Alemania.
-   Consecuencias ideológicas: Las pérdidas territoriales provocaron un gran impacto en la opinión pública. Los intelectuales explicaban este hecho por la decadencia de España debido al abandono de los valores tradicionales. Esta realidad tuvo su expresión más clara en la Generación del 98, marcada por un profundo pesimismo (Miguel de Unamuni, Maeztu…). Nació además el regeneracionismo, que explicaba la situación de decadencia española por  el ineficiente sistema de la Restauración, basado en la oligarquía y el caciquismo (su máximo representante fue Joaquín Costa).
-   Económicas: la pérdida del aprovisionamiento de materias primas baratas como el tabaco y el azúcar y de los mercados coloniales. Como nota positiva se repatriaron a España muchos capitales situados en América, lo que permitió un gran desarrollo de la banca española.

-   Políticas: España perdía del todo, el escaso peso internacional que ya tenía y se inició por ello, para compensar estas pérdidas, la penetración en Marruecos. Además, los nuevos líderes de los partidos dinásticos, Maura y Silvela (conservadores) y Canalejas (liberal), terminaron por asumir algunas propuestas regeneracionistas, que en lo esencial tampoco ponían en cuestión el sistema.

AUTORMarcos Munguía.

- - - - - - - - - - - - - - - - - -

Línea del tiempo.

TEMA 11.

  • 3/10/1833>> Publicación del testamento Fernando VII. 
  • 1833-1840>> 1a Guerra Carlista.
    • 1833-1835>> 1a fase.
    • 1835-1837>> 2a fase.
    • 1837-1839>> 3a fase. 
  • 14/9/1839>> Don Carlos pasa a Francia. 
  • 7/7/1840>> Rendición de Cabrera.  
  • 1846-1849>> 2a Guerra Carlista.   
  • 1872-1876>> 3a Guerra Carlista.

  • 14/4/1872>> Proclama de Carlos VII.
  • 24/5/1872>> Convenio de Amorebieta.
  • 1833-1843>> Regencias Isabel II.
    • 1833-1840>> Regencia Mª Cristina.
    • 1840-1843>> Regencia de Espartero.
  • Agosto 1836>> Motín de la Granja de San Ildefonso.
  • 1843-1868>> Reinado de Isabel II.
    • 1844-1854>> Década moderada.
    • 1854-1856>> Bienio Progresista.
    • 1856-1868>> Últimos años de Reinado.
  • 1858-1863>> Gobierno Largo de O'Donell.
  • 1863-1868>> Crisis final del reinado.
  • 1868>> La Gloriosa.
  • 18/9/1868>> Estallido de la Revolución.
  • 1869-1870>> Regencia General Serrano.
  • Junio 1869>> Constitución del 69.
  • 1871-1873>> Reinado de Amodeo de Saboya.
  • 10/2/1873>> Dimisión Amodeo de Saboya.
  • 1873-1874>> I República.
  • 1873-1874>> Revolución Cantonal.

sábado, 6 de febrero de 2016

TEMA 11.

LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1873). EL REINADO DE ISABEL II Y EL SEXENIO DEMOCRÁTICO:

1.- EL REINADO DE ISABEL II. LA OPOSICIÓN AL LIBERALISMO. CARLISMO Y GUERRA CIVIL. LA CUESTIÓN FORAL: 

- - - - - - - - - - - - - - - - - -
El problema sucesorio: Fernando VII abre la mano hacia los liberales buscando su apoyo ante el problema sucesorio. Como el rey no tenía descendencia masculina y en España estaba en vigor desde la llegada de los Borbones la ley sálica, a Fernando le debía suceder su hermano Carlos María Isidro. Sin embargo, el rey promulgó la Pragmática Sanción que derogaba la ley sálica y nombró heredera a su hija Isabel.  A partir de estos momentos los absolutistas se inclinaron hacia el príncipe Carlos, defensor acérrimo de la monarquía absolutista de derecho divino, ya que Isabel, que era menor de edad, y su madre Mª Cristina parecían personas débiles, poco adecuadas para defender los principios del absolutismo y del Antiguo Régimen.
Características generales del Carlismo: El 3 de octubre de 1833 se publicaba el testamento de Fernando VII, en el que se nombraba heredera a la princesa Isabel bajo la regencia de María Cristina. Este hecho llevará a una serie de sublevaciones protagonizadas por los carlistas que reconocen como rey a Carlos Mª Isidro, hermano de Fernando VII, y que suponen el inicio de las guerras carlistas, que no son una simple cuestión dinástica, sino el enfrentamiento entre liberalismo (isabelinos) y absolutismo (carlistas).

Ideario del Carlismo:

-          Cuestión dinástica: restauración de la legitimidad dinástica al no aceptar el valor jurídico de la Pragmática Sanción y reconocer a Carlos, como sucesor legítimo de Fernando VII
-          Mantenimiento de las tradiciones del Antiguo Régimen: defensa del absolutismo monárquico (frente a la monarquía limitada liberal), defensa a ultranza del catolicismo (frente a la tendencia laicista del liberalismo), defensa de los fueros tradicionales (frente a la centralización política liberal) e idealización del medio rural y rechazo de la sociedad urbana e industrial.

Apoyos sociales:

-          Campesinado, sobre todo del norte, al empeorar sus condiciones de vida como consecuencia de las primeras reformas liberales.
-          Artesanado urbano: su apoyo al carlismo se basaba en el rechazo a la incipiente industrialización.
-          Clero y baja nobleza: pretendían mantener la situación privilegiada de la sociedad estamental.
Ámbito geográfico: existía un foco principal en el País Vasco y Navarra y núcleos en Aragón, el interior de Cataluña y el Maestrazgo (interior de Castellón).
1ª Fase (1833 – 1835): En principio la iniciativa correspondió a los carlistas que proclamaron rey a Carlos Mª Isidro como Carlos V, controlaron el País Vasco, Navarra y comenzaron a extenderse por Aragón, Cataluña y Valencia. Su figura principal será Zumalacárregui, que organizará el ejército carlista y morirá en el sitio de Bilbao. Por parte isabelina, el personaje más importante es el general Espartero.
2ª Fase (1835 – 1837): se producirán varias expediciones carlistas de entre las que destacan:
-  La expedición carlista del general Gómez, recorrió todo el país sin encontrar apenas resistencia, reclutó voluntarios y regresó a su base.
-  La expedición real a Madrid, alcanzó la capital con gran parafernalia. En Arganda se celebró una corrida de toros para festejar el triunfo. Algunas unidades se acercaron hasta Vallecas. Sin embargo la regente Mª Cristina dispuso las milicias nacionales en los barrios periféricos y ante la llegada de las tropas de Espartero, Carlos ordenó la retirada.
3ª Fase (1837-1839): se produjeron victorias isabelinas y repliegue y agotamiento del carlismo. Además, dentro del carlismo se producen divisiones internas entre los partidarios del pacto y los apostólicos o ultras, que pretendían mantener las hostilidades. En 1839 se iniciaron las conversaciones entre el general liberal Espartero y el general carlista Maroto (antiguos compañeros de las guerras de independencia americanas). Después de 7 años de guerra, el cansancio y falta de dinero hizo que se empezara a negociar a espaldas de don Carlos. De esta forma el 30 de agosto de 1839 se firmó el Convenio de Vergara (el llamado “abrazo de Vergara"), fin de la Primera Guerra Carlista. D. Carlos pasó a Francia el 14 de septiembre de 1839. Cabrera, "El tigre del Maestrazgo”, no se rendiría hasta el 7 de julio de 1840.
Después de este primer enfrentamiento, se produjeron aún dos guerras más, que no tendrán la importancia de la primera. 

Primera Guerra Carlista.

La segunda guerra carlista (1846 1849): La segunda guerra carlista, entre 1846 y 1849, tuvo como principal escenario el campo catalán (los matiners o madrugadores), aunque hubo algunos episodios en otras zonas. El pretendiente era Carlos VI, duque de Montemolín, hijo de Carlos Mª Isidro. Derrotados los matiners, tienen lugar nuevas intentonas carlistas en 1855 y 1860.
La tercera guerra carlista (1872 1876): La tercera comienza en 1872, durante el reinado de Amadeo I de Saboya. Los carlistas estaban divididos entre los partidarios de una vía electoral (Nocedal) y los defensores de la vía militar (Carlos VII). En principio se impone la vía electoral (dados los buenos resultados) pero cuando ésta vía se debilita, se vuelve al enfrentamiento armado (1872-1876): desde Ginebra, el 14 de abril de 1872, Carlos VII lanzó una proclama y se produjo una insurrección en Cataluña. El ejército liberal, al mando de Serrano, presentó batalla antes de lo esperado y derrotó en Oroquieta a los carlistas.  Don Carlos se vio obligado a escapar y con dificultades llegó a Francia (estuvo a punto de ser hecho prisionero). Serrano ofreció a los carlistas que habían quedado en Vizcaya unas condiciones muy favorables en el convenio de Amorebieta (Vizcaya) firmado el 24 de mayo de 1872. Los levantamientos carlistas se reproducirían con éxito durante la Iª República; pero serían definitivamente derrotados en el periodo de la Restauración (reinando Alfonso XII)
Consecuencias de las guerras carlistas:
-  Inclinación de la monarquía hacia el liberalismo: a pesar de sus convicciones, la regente y después la reina hubieron de buscar el apoyo de los liberales ya que los absolutistas apoyaban al pretendiente carlista.
-      Se acentúa el protagonismo político de los militares, que comenzó en época de Fernando VII. Ante la amenaza carlista, los militares fueron la pieza clave para la defensa del régimen liberal. Los generales (llamados “espadones”), conscientes de su protagonismo, se pusieron al frente de los partidos y se erigieron en árbitros de la vida política. El recurso abusivo a la práctica del pronunciamiento se convirtió en la fórmula habitual de instaurar cambios de gobierno o de reorientar la política durante todo el reinado.
Los enormes gastos de la guerra provocaron serios apuros fiscales que influyeron, junto con toda una serie de circunstancias, en la puesta en práctica de ciertas reformas como la desamortización de Mendizábal. 

2.- ISABEL II (1833-1843). LAS REGENCIAS:  


La regencia de María Cristina (1833 – 1840). Ante la minoría de edad de Isabel, María Cristina de Borbón asumió la Regencia a la muerte de su marido Fernando VII en 1833. Su mandato estuvo condicionado por el estallido de la primera guerra carlista. Pese a que la Regente no se identificaba con el ideario liberal, éstos se configuraron como la única fuerza capaz de mantenerla en el trono. Del mismo modo los liberales no creían en demasía en la regente, pero vieron como una buena oportunidad la situación que se abría ante ellos, para iniciar las reformas que anhelaban.
Desaparecido Fernando VII los liberales se dividieron en dos facciones: moderados y progresistas. La división entre los liberales marcaría el reinado de Isabel II. Las diferencias más significativas entre ellos eran:

En suma, los moderados serán partidarios de un régimen de reformas limitadas y los progresistas querrán desmantelar completamente el Antiguo Régimen.
La Regente se apoyará exclusivamente en los moderados, lo cual será fuente de inestabilidad política, porque los progresistas no verán posibilidad de poner en práctica sus políticas de una manera pacífica.
Así, María Cristina llamó a Martínez de la Rosa, un liberal moderado, a formar un gobierno que hiciera frente a la insurrección carlista. Martínez de la Rosa emprendió una serie de reformas muy moderadas. Entre las que destacó la promulgación del Estatuto Real en 1834. Se trataba de una Carta Otorgada (ley fundamental de un Estado concedida por el rey. Por tanto se contrapone a una Constitución que tiene su origen en la soberanía nacional), de carácter muy conservador. De este documento cabe destacar:
-   Existencia de unas cortes bicamerales: una cámara de procuradores (elegida por sufragio censitario muy restringido. Solo los varones de más de treinta años que poseyeran una renta superior a doce mil reales anuales tenían derecho de voto) y otra de próceres (constituida por los Grandes de España y otros designados de forma vitalicia por el monarca).
-   Estas Cámaras tenían funciones muy limitadas. El monarca mantenía importantes poderes: podía convocar y suspender Cortes cuando quisiera y cualquier ley, además de la aprobación de las Cámaras necesitaba el consentimiento del rey (derecho de veto).
Después de la sucesión de varios gobiernos moderados, los progresistas se movilizaron con apoyo de los militares que protagonizaron el motín de la Granja de San Ildefonso (Agosto de 1836). María Cristina, nombró entonces, jefe de gobierno al progresista José María Calatrava, que restauró la Constitución de 1812 mientras se elaboraba otra nueva. Entre las medidas del nuevo gobierno cabe destacar:
-   La desamortización eclesiástica promovida por Mendizábal (ministro de Hacienda): el Estado se incautó de los bienes inmuebles pertenecientes al clero regular (órdenes religiosas) para posteriormente venderlos en pública subasta. Buscaba conseguir recursos económicos para costear la guerra carlista y a su vez, aumentar el número de propietarios que apoyasen el estado liberal frente a los carlistas.

-   Se suprimieron el sistema señorial, los mayorazgos y el diezmo.

-   Se promulgó la Constitución de 1837: supuso un compromiso entre moderados y progresistas. De su contenido destaca:
. Soberanía nacional
. División de poderes: el legislativo recae en un Parlamento bicameral: un Congreso (elegido mediante sufragio censitario de varones con un nivel mínimo de renta) y un Senado (designado por el rey entre una terna de aspirantes, elegidos por los votantes). El ejecutivo, recae en el rey, que no lo ejerce directamente, sino que lo delega en el presidente del Consejo de Ministros, que el mismo nombra. Además el propio rey tiene amplias facultades: capacidad legislativa, derecho a convocar y disolver el Parlamento y a vetar las leyes aprobadas.
. Derechos individuales: libertad de expresión e imprenta, derecho de propiedad e igualdad jurídica.
Una vez proclamada la Constitución de 1837 los moderados regresaron al poder y gobernaron hasta 1840.

La Regencia de Espartero (1840 1843): En 1840 cuando los moderados presentaron para su aprobación una Ley de ayuntamientos (por la que los alcaldes pasarían a ser nombrados por la Corona) se produjeron altercados progresistas en Madrid y Barcelona. María Cristina cedió entonces la regencia al líder de los progresistas, el general Baldomero Espartero y se exilió fuera del país.

Durante su corta regencia, se aceleró la desamortización de los bienes eclesiásticos y se recortaron los fueros vasco-navarros. De todas formas, su política personalista (llegó a disolver el parlamento) y la firma de un acuerdo librecambista con Inglaterra (que perjudicaba a la industria textil catalana) aceleraron su caída. Estallaron revueltas en Barcelona que fueron duramente reprimidas. El bombardeo de la ciudad llevó a que Espartero perdiera toda su popularidad, incluso entre los propios progresistas.
Finalmente, una sublevación militar organizada por los moderados, a la que se unieron algunos progresistas, precipitó el fin de la Regencia de Espartero. Moderados y progresistas se pusieron de acuerdo en adelantar la mayoría de edad de Isabel II (tenía 13 años) que fue nombrada reina. La soberana se rodeó de una camarilla compuesta por militares y políticos moderados que le aconsejaron renunciar a los progresistas y por ello nombró a Narváez (líder moderado) presidente del Consejo de Ministros.

3.- ISABEL II (1843-1868). EL REINADO EFECTIVO: 


 El reinado de Isabel II puede dividirse en tres períodos:
-  La Década moderada (1844-1854)
-  El Bienio progresista (1854-1856)
-  Los últimos años del reinado (1856-1868)
Los 25 años de reinado efectivo de Isabel II (1843 – 1868) estuvieron marcados por la alternancia  en el poder de los partidos liberales burgueses, llamados dinásticos. Eran agrupaciones de notables encabezadas por militares. Destacan sobre todo el partido Moderado (liderado por Narváez) y el Progresista (liderado por Espartero), aunque a lo largo del siglo también surgieron otros partidos (Unión Liberal, Partido Demócrata) Estas son sus diferencias:

Debido a las preferencias de Isabel II por los moderados hubo predominio de gobiernos moderados durante todo el reinado, por lo que los progresistas sólo pudieron acceder al poder mediante pronunciamientos.
La década moderada (1844 1854): Desde el nombramiento de Narváez como presidente, los moderados gobernaron ininterrumpidamente desde 1844 hasta 1854.  Procedieron a la institucionalización del nuevo Estado liberal, con un carácter conservador y centralista. En esta tarea fue vital la promulgación de una nueva Constitución (1845) de carácter muy moderado:
-          La soberanía es compartida entre la Corona y las Cortes (y no ya nacional).
-          El poder legislativo recae en un Parlamento bicameral compuesto por un Congreso (elegido mediante un sufragio muy restringido) y un Senado (de carácter vitalicio y entera designación real).
-          El poder ejecutivo lo ostenta el rey que tiene amplias prerrogativas como la potestad para convocar y disolver el Parlamento o el derecho a vetar leyes.
-          Se reconocían los derechos individuales, pero la Constitución permitía regular la limitación de su ejercicio mediante leyes ordinarias posteriores.
-          Se reconoce la confesionalidad católica del Estado.

Las medidas más destacadas llevadas a cabo durante este periodo fueron:
-          La firma de un Concordato con la Santa Sede (1851) tras la ruptura provocada por las desamortizaciones. En el Concordato se establecen la confesionalidad del estado y el compromiso de mantenimiento del clero católico
-          Reorganización de la administración estatal y municipal, desde una perspectiva centralista y uniformadora: se refuerza el poder de los gobernadores provinciales, nombrados por la Corona, que además designaba a los alcaldes de las capitales de provincia y las ciudades más importantes, que dependían a su vez de los jefes de cada provincia.
-          Se reforma la Hacienda, centralizando los impuestos en manos del Estado y simplificando el sistema tributario.
-          Se elabora un Código Penal que unifica las legislaciones anteriores.
-          Se crea la Guardia Civil (1844) para el mantenimiento del orden público en el medio rural
Con los años el modelo político moderado dio síntomas de agotamiento. El autoritarismo del presidente del gobierno desde 1851, Bravo Murillo, la mala situación económica y  los escándalos de corrupción de personalidades próximas a la reina, fueron creando el clima que llevaría al levantamiento de 1854.
El Bienio Progresista(18541856):En 1854,se origina un pronunciamiento militar en Vicálvaro, liderado por los generales O´Donell y Dulce,que presentan el Manifiesto de Manzanares (elaborado por Cánovas del Castillo).Sus promesas de reforma política les proporciona el apoyo de los progresistas y moderados descontentos con la monarquía.La reina llamó entonces a Espartero,que formó gobierno con O´Donell como ministro de Guerra.Durante el Bienio Progresista se llevaron a cabo reformas como:
-          La desamortización de los bienes de los ayuntamientos llevada a cabo por el ministro Madoz (desamortización de Madoz)
-          El impulso a la construcción del ferrocarril dando ventajas y garantías a la inversión de capitales extranjeros.
-          La regulación del sistema bancario reforzando el control del Banco de España.
-          La elaboración de una Constitución que no tuvo tiempo de ser aprobada.
En 1856 la situación era muy difícil para el gobierno de Espartero debido a:
-          La alta conflictividad social por el alza de precios y las movilizaciones del naciente movimiento obrero.
-          El gobierno se vio acosado por el Partido Demócrata, que pedía la instauración del sufragio universal.
-          Diferencias internas en el gobierno, entre el progresismo de Espartero y el más moderado O´Donell que había fundado la Unión Liberal, que ideológicamente se situaba en el centro  de los dos partidos tradicionales (progresistas y moderados),y que atrajo a muchos miembros del Partido Moderado.
Los últimos años del reinado (1856 1868): Finalmente en 1856 la reina prescindió de Espartero. El Bienio puede entonces darse por terminado. Desde 1856 hasta 1858 las dos figuras fuertes del gobierno fueron O Donell y Narváez que revisaron en sentido conservador las medidas llevadas a cabo en los años previos.
El gobierno largo de O´Donell (1858 – 1863) se caracterizó por:
-   El impulso de una política de prestigio internacional con intervenciones militares en Marruecos, América del sur y Asia (expedición a la Conchinchina en alianza con Francia)
-  El autoritarismo creciente del gobierno en el interior, actuando al margen de los grupos políticos y de las Cortes y ejerciendo una dura represión de cualquier tipo de protesta
-   La creciente oposición de los progresistas y la aparición de nuevos grupos políticos como los demócratas (que reclamaban el sufragio universal) o los republicanos, que reclamaban el fin de la monarquía.
A partir de 1863 asistimos a la crisis final del reinado (1863 – 1868) motivada por:
-   Una crisis política: el descrédito de la Corona (escándalos asociados a la Corte), el desgaste de moderados y unionistas y la marginación de otros grupos (progresistas, demócratas…)
-   Una crisis económica: financiera (caída de la bolsa por la quiebra de varias compañías ferroviarias), industrial y agraria (alza del precio de los alimentos).
-   Una crisis social: incremento de las protestas urbanas por la mala coyuntura económica y la influencia del movimiento obrero y del partido demócrata.
Finalmente un pacto (Pacto de Ostende 1866) entre Progresistas (liderados por Prim), demócratas y unionistas, desemboca en un alzamiento militar que destronará a Isabel II (La gloriosa de 1868).

4.- EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874). INTENTOS DEMOCRATIZADORES. LA REVOLUCIÓN, EL REINADO DE AMADEO I Y LA PRIMERA REPÚBLICA: 

Crisis final del reinado de Isabel II y la Revolución de 1868: La caída del régimen de Isabel II estuvo motivada por una triple crisis
-   Una crisis política: el descrédito de la Corona (escándalos asociados a la Corte), el desgaste de moderados y unionistas y la marginación de otros grupos (progresistas, demócratas…)
-   Una crisis económica: financiera (caída de la bolsa por la quiebra de varias compañías ferroviarias), industrial (por la falta de demanda interna y caída en la llegada de algodón) y agraria (alza del precio de los alimentos).
-   Una crisis social: incremento de las protestas urbanas por la mala coyuntura económica y la influencia del movimiento obrero y del partido demócrata.
En este contexto, el 18 de septiembre de 1868 estalla la revolución dirigida por los generales Prim (progresista) y Serrano (unionista), fraguada en el Pacto de Ostende de 1866 (unionistas, progresistas y demócratas). Comenzó con la sublevación de la Armada en Cádiz dirigida por el almirante Topete, y rápidamente se extiende a todo el territorio. La victoria de los revolucionarios sobre las tropas leales a Isabel en la batalla de Alcolea y el triunfo de la revolución en Madrid supone la salida al exilio de la reina.


La Regencia del general Serrano y la Constitución de 1869 (1869 – 1870): En octubre se constituía un gobierno provisional presidido por Serrano y compuesto por progresistas y unionistas que se fijaba como objetivo la convocatoria de una Cortes constituyentes sobre las que levantar un nuevo régimen. Para la elección de esas cortes se estableció el sufragio universal masculino y se celebraron elecciones que ganaron los miembros de la coalición monárquico-democrática, formada por progresistas, demócratas y unionistas. Estas Cortes promulgarán el 6 de Junio de 1869 una nueva Constitución), que reunía las siguientes características:
-  Se adopta como forma de Estado, una monarquía democrática.
-  Soberanía: reside en la Nación
-  División de poderes: el legislativo, recae en las Cortes que además de sus funciones tradicionales, controlaban al gobierno. El sistema era bicameral, con un Congreso de los Diputados, elegido por sufragio universal directo masculino para mayores de 25 años, y un Senado que se elegía por sufragio indirecto, con restricciones para ser candidato. El ejecutivo, recae en el Rey y en los ministros que son nombrados por el rey, pero son miembros de las Cortes y están controlados por estas. El judicial: se establece la independencia de los tribunales y los juicios por jurado.
-  Derechos individuales: son la base de la Constitución. Se recogía la libertad de opinión e imprenta, la propiedad privada, la seguridad personal, el sufragio universal, la libertad de cultos, la inviolabilidad del domicilio y la correspondencia y los derechos de reunión y asociación.
-  Aconfesionalidad del Estado: se reconoció la libertad de culto.
-  Otros aspectos: se regulaba también la elección democrática de ayuntamientos, diputaciones... Tras la promulgación de la Constitución y hasta encontrar un candidato a la Corona, se produjo la
Regencia de Serrano (Junio 1869/Diciembre 1870), con Prim como jefe de gobierno. El proceso de búsqueda de un rey para el trono de España fue complejo y se barajaron varios candidatos (Espartero, Leopoldo de Hohenzollern, el duque de Montpensier) hasta la elección final de Amadeo de Saboya que en enero de 1871 era proclamado rey de España.
El reinado de Amadeo de Saboya (1871- 1873): Desde el principio, el nuevo rey, contó con pocas bases sociales y su principal apoyo, Juan Prim, era asesinado en diciembre de 1870. Su breve mandato estuvo marcado por la debilidad, los múltiples problemas (políticos, guerras, crisis social) y la configuración de un frente amplio de opositores. Su reinado fracasó por:
-   Falta de apoyos políticos: los progresistas se dividieron a la muerte de Prim, en un sector más moderado (constitucionalistas, de Sagasta) y otro más exaltado (radicales de Ruiz Zorrilla).
-   La oposición de alfonsinos, carlistas y republicanos.
-   Enfrentamientos armados: a la guerra de independencia de Cuba (1868 – 1878), hay que sumar el rebrote del Carlismo (tercera guerra carlista 1872 – 1876) que se hizo fuerte en  País Vasco, Cataluña y Valencia.
-   Frialdad de las clases dirigentes y populares que lo acusaban de ser un rey extranjero. Además la Iglesia mostró su hostilidad por el acatamiento que el monarca hizo de una Constitución, que reconocía la libertad de cultos y la aconfesionalidad del Estado.
-   El movimiento obrero: alcanzó gran vitalidad gracias a la libertad de asociación.
Ante la situación de rechazo generalizada, Amadeo de Saboya dimitía el 10 de febrero de 1873, y el día 11, el Congreso y el Senado, reunidos en Asamblea Nacional, proclamaban la I República.
La Primera República (1873 1874): La república sobrevino ante el vacío de poder, gracias al voto afirmativo de los republicanos y los radicales. Fue un periodo de inestabilidad y conflictividad (guerra de Cuba, carlismo, cantonalismo…). El primer gobierno recayó en manos de Estanislao Figueras que convocó elecciones a Cortes Constituyentes, en las que vencieron los republicanos federales. De este modo accedió al poder Pi y Margall, con el objetivo de construir una república federal (con amplio autogobierno para los territorios que la integraran) amparada en una nueva legislación y ordenación del territorio. Este proyecto acabó chocando con las pretensiones de los federales intransigentes que optaban por construir una república federal de abajo arriba a partir de cantones o pequeños estados casi soberanos. Para construir este proyecto lanzaron un movimiento insurreccional (revolución cantonal 1873 - 74) que arraigó en el levante y sur peninsular y que marcará el devenir de la república. Pi y Maragall acabó dimitiendo y Salmerón tuvo que hacer frente al cantonalismo alentado también por anarquistas, que incorporaron al movimiento reivindicaciones sociales. Tras la renuncia de Salmerón (se negó a firmar varias sentencias de muerte), sería con el gobierno de Castelar con el que se acabaría de controlar la insurrección cantonal después de que el presidente reforzara al ejército y suspendiera las Cortes. El giro conservador y autoritario que dio Salmerón le costó el gobierno y mientras se elegía un sucesor, el general Pavía dio un golpe entrando en las Cortes y las disolviéndolas (enero de 1874). Aunque se mantuvo nominalmente la República se nombró un gobierno militar autoritario presidido por Serrano que se mantendría en el poder hasta diciembre de 1874, en que un nuevo golpe militar (esta vez de Martínez Campos) acabaría con la restauración de los Borbones en la persona de Alfonso XII.

AUTORMarcos Munguía.

- - - - - - - - - - - - - - - - - -

 OTRAS IMÁGENES:

Pretendientes Carlistas.